Radio 99

viernes, 29 de julio de 2022

¿Qué es un profesor chévere?

 Miércoles, 03/28/2012 - 21:26  

(Me asombré encontrar en la web una nota muy idéntica a la mía- por no decir que la pirateó-  que difundí en el  año 2012, si alguién  va tomar alguna información de Internet, es necesario citar a la fuente original)

por Vladimir Carrión Ramos

·         ¿Qué es un profesor chévere?,  esa pregunta rondaba por mi cabeza desde hace años, el año 1999 un alumno me dijo que yo era un profesor chévere, yo le pregunté ¿por qué decía eso?, él sólo atino a decirme que yo era chévere y punto.
Le pregunté a un colega el porqué los alumnos decían eso de mi, él me dijo que debía ser porque era condescendiente con ellos, esa respuesta no me llenó, me confundió más.
Le pregunte a otro colega sobre lo mismo y él me dijo que era chévere porque seguro regalaba puntos en los exámenes, otra vez quedé confundido.
Mi duda y confusión fueron creciendo busqué a otro colega y le hice la misma interrogante, él me dijo que seguro era porque era permisivo, mi duda y confusión crecieron más y aumentó mi preocupación por mi profesionalismo.
Han pasado 11 años, he recorrido muchos colegios y universidades como profesor y siempre escucho de mis alumnos la misma frase “Usted es un profesor chévere” y con todas las respuestas de mis colegas de años anteriores me siento mal que deseo ya no ser un profesor chévere.
Encontré a un profesor de mi formación universitaria y me preguntó porque me sentía mal por mi carrera , yo le conté lo sucedido y él me hizo interrogantes por mi forma de trabajar, si había cambiado desde que me inicié hace 16 años, yo le respondí que ahora era un docente cuestionador de mi formación profesional y que defendía mi posición pedagógica, era un docente que buscaba innovar , práctico y creativo, que cada año cometía menos errores con mis estudiantes y colegas, pero lo que no he podido desaparecer de mi era porque mis alumnos me seguían diciendo que era un profesor chévere. Él me dijo que yo había preguntado a las personas equivocadas, que las únicas personas que me podían dar la respuesta era aquellos que decían que yo era un profesor chévere.
Así que con la mente despejada le pregunté a un par de exalumnos porque decían que yo era un profesor chévere, ellos me respondieron que era porque cuando entraba al salón los recibía con una sonrisa, porque a cualquier problema que sucedía lo solucionaba con ellos mismos, porque los entendía y compartía sus cosas y juegos, porque los protegía y defendía ante cualquier crítica de algún profesor, porque escuchaba cualquier opinión a pesar que este errada, porque me reía de sus bromas sin ofender a nadie, porque los escuchaba en sus cosas que podían haber sido tonterías, porque les devuelvo el saludo, porque cuando los regañaba lo hacía sin que se sintieran mal y porque nunca dejaba de sonreír.
Esa respuesta me puso un nuevo reto, que no debo dejar de ser un profesor chévere y que debo ser más humano, intentando imitar a Cristo, y que cada alumno tiene un futuro y eso se construye en el presente. Gracias por decir que soy un profesor chévere. 


Carvallo opina sobre capacitación docente


 

martes, 5 de julio de 2022

Aprender no es cuestión de memoria, por Cynthia Campos

 

Veinte años han transcurrido desde que el desarrollo del conocimiento científico y el avance tecnológico obligaron a modificar las estrategias de la enseñanza escolar. Cambiaron el método para aprender a leer, el proceso para resolver una operación matemática, los nombres de los cursos y el sistema de calificaciones. Ya no se silabea, tampoco se memoriza, y pobre de aquel que cuente con los dedos. Son otros tiempos. Veamos aquí cómo se aprende ahora.

Había que repetirlo hasta aprenderlo o hasta convencerse: “Mi-ma-má-me-a-ma”. Ahora la tabla del 2. Si no puedes, ayúdate con los dedos. ¿2+1? 3. Y así hasta memorizar la retahíla de tablas aritméticas que nos pusieran enfrente. Era 1991, pero desde hacía décadas la esforzada labor de colegial se aprendía así, silabeando las palabras, contando con los dedos y memorizando fechas. El libro Coquito en la mochila. Un huevo duro en la lonchera. Así quizás aprendió usted. Quizás nosotros también, pero esto ha cambiado por completo, por más nostalgia que ello cause. Ahora se privilegia el procedimiento, el proceso, antes que el resultado de una operación. El juicio crítico antes que la fecha y la hora exacta de un acontecimiento. En otras palabras: a su hijo, lector, no le están enseñando las fechas, ni las fórmulas ni los datos. ¿Eso explica la sensación extendida entre muchos padres de que ahora los chicos aprenden menos que antes? Fuimos por la respuesta y la traemos a continuación.
Del Venciendo a Google

El enfoque de la educación actual privilegia las habilidades o competencias que el alumno pueda adquirir, por encima del contenido o el dato que pueda aprender. Por ejemplo, si antes a usted le enseñaron de memoria que la Guerra con Chile se inició en 1879, ahora a su hijo le enseñan a entender las razones de este hecho histórico y a emitir un juicio crítico sobre él. O lo que es lo mismo, si antes le enseñaban que 3x2 es 6, ahora le enseñan a entender la operación: 2+2+2.

“El avance de la tecnología supuso un cambio de paradigma para el que no estábamos preparados”, reflexiona la educadora María Teresa Moreno, directora académica de Colegios Peruanos. “Ahora el enfoque de la educación no está tanto en los contenidos sino en las competencias que el alumno debe adquirir en el año. Por ejemplo, no me sirve de nada que el alumno memorice las partes del resumen. Tiene que demostrar en clase que sabe hacer un resumen”, explica la docente. Hoy –dice esta vez el viceministro de Educación, Idel Vexler– se evalúa tanto los conocimientos del alumno como su expresión oral, su capacidad de esquematizar la información y entenderla. Si me hace una presentación en Power Point, evalúo también si sabe usar ese programa. O sea, ahora se evalúa de manera integral y ya no solo si el alumno memorizó el dato, apunta.

La razón: el dato lo puede encontrar en todas partes. Si antes, a inicios de los 90, un chico aprendía fechas y fórmulas de su enciclopedia Venciendo, ahora solo le basta escribir, por ejemplo, “Guerra del Pacífico” en Google para obtener 5 millones 820 mil resultados en menos de un segundo. Si antes aprendía álgebra con su libro de Baldor, ahora solo tiene que escribir “álgebra” en el buscador para encontrar 45 millones 100 mil resultados, en el mismo tiempo.

“Claro que este cambio de paradigma es controversial. Hay gente que no está de acuerdo, que dirá que antes los chicos aprendían más. Hay gente mayor que dice que los chicos de ahora son incultos, que no tienen cultura general como ellos sí la tuvieron desde el colegio, que no saben información. Ahí lo que cabría preguntarse es qué tan inculta es una generación que se maneja por chat o por Facebook, frente a una generación que, por ejemplo, no usa redes sociales”, cuestiona María Teresa Moreno.

El libro descartable

El antiguo paradigma de que la historia es una sola y no cambia también se vino abajo a la luz del avance de la tecnología y los nuevos descubrimientos. Esa es otra razón para no poner énfasis en el contenido y sí en las competencias logradas en el aula de clases: el contenido siempre es cambiante y lo que era verdad ayer, hoy ya no lo es, precisa la profesora Moreno. Basta un ejemplo: los textos escolares de antes del 2006 consideraban a Plutón como un planeta más del tema del Sistema Solar. Pero ese año, la Unión Astronómica Internacional le retiró la categoría de planeta. Los libros tuvieron que cambiar.

Con ello cambiaron también las formas en que los chicos estudian. Si antes enciclopedias como Venciendo, Escuela Nueva o Nuevo Amanecer pasaban de generación en generación y su vigencia podía ser de una década, ahora la vigencia de un texto escolar no pasa de dos o tres años. “La información es tan cambiante que ahora lo que se tiene que enseñar a los chicos es dónde buscarla y qué fuentes son fiables. Muchos padres se preocupan porque ven a sus hijos haciendo el ‘copy-paste’ (copiar-pegar) de datos. En ese caso, el padre o el maestro debe enseñar a procesar la información, entenderla y asimilarla”, precisa Moreno.

No silabeo, no dedos

Pero si a inicios de los 90 se aprendía a leer y a escribir silabeando, ahora ¿cómo aprenden los chicos? El viceministro de Educación, Idel Vexler, explica que el método del silabeo quedó completamente desfasado, “porque lo que se busca ahora es que el alumno entienda lo que lee, lo que no se logra con el silabeo o con los percentiles ortográficos (dictados). Lo que se intenta ahora es que a la vez que el niño va aprendiendo a leer y a escribir, aprenda también a producir textos, oraciones con sentido.

Una vez que las ha construido, recién se evalúa la gramática, la sintaxis y ortografía, por ejemplo”, precisa.

Tampoco se aprende ya a contar con los dedos. La razón la explica el profesor Marco Fernández, del colegio María Alvarado, en el Centro de Lima. “Lo que se busca es que el alumno desarrolle su capacidad de abstracción, que haga el proceso mental, lo que le va a permitir hacerlo más rápido. Para ello tiene que aprender estrategias. Por ejemplo, antes ¿cómo se enseñaba a sumar y restar? Escribías un número debajo del otro, hacías la operación, si era resta tenías que ‘prestar’, etc. Ahora se enseña por el método de aproximación, que se hace en la mente. Si sumas 12+15, primero sumas las decenas y te da 20. Luego sumas las unidades, que te dan 7. Y ya. Obtuviste el resultado en tu mente y en menos tiempo”, apunta.

Diseño curricular
De seguro, lector, el horario de secundaria que usted pegaba en una pared de su cuarto tenía los cursos de Lenguaje, Ciencias Naturales, Historia, Educación Cívica. Si ve el horario de su hijo o hija, notará que algunos cursos han cambiado de nombre, y lo que antes era Lenguaje, ahora se llama Comunicación. Si antes el curso era Ciencias Naturales, ahora se llama Ciencia y Ambiente. Lo que antes era Educación Cívica, se encuentra en un área llamada Personal Social. Historia del Perú e Historia Universal se unieron en un solo curso que se llama Historia, Geografía y Economía. ¿Es solo un cambio de nombre?

“No, eso responde a un cambio en el diseño curricular originado a su vez en un cambio de paradigma. En el marco de la globalización, el conocimiento no puede ser aislado. Por ejemplo, la historia de los pueblos se da en el marco de la historia universal y está demostrado que los sucesos históricos siempre tienen un factor económico financiero. De modo que hay que aprender el hecho en su conjunto, desde todas sus perspectivas. Como verás, es algo más que aprenderse la fecha de una batalla”, apunta Vexler.

No se trata de dejar de lado los contenidos académicos, sino que estos generen un juicio crítico y sean aplicables en la vida cotidiana y laboral. Que quede claro entonces que las enciclopedias, el silabeo, el conteo con los dedos, las fórmulas y las fechas no son más que reliquias en el museo de la educación peruana, el único lugar imaginario en el que aún podríamos silabear que nuestra mamá nos mima.

Datos

7 millones 773 mil 237 estudiantes iniciarán el año escolar este martes 1º de marzo en las escuelas públicas y privadas de todo el país.

340 mil maestros impartirán clases este año en los niveles Primaria y Secundaria de las escuelas públicas a nivel nacional. Ciento cincuenta mil lo harán en el sector privado.

96 mil escuelas hay en el país, entre públicas y privadas.

FELIZ DÍA MAESTRO, por José Luis Salazar Iriarte

 La palabra maestro es muy amplia y compleja sin embargo todos sabemos que se refiere a la persona que se le reconoce una habilidad extraordinaria en una determinada área del saber, con capacidad de enseñar y compartir sus conocimientos con otras personas, denominadas discípulos o aprendices. Nosotros sabemos que nuestra labor no culmina en el salón de clases sino va más allá, tenemos que lidiar día a día con los fantasmas, supercherías y pensamientos prehistóricos de nuestros alumnos y sobretodo los padres de familia. El sistema se lava las manos y nos culpa de sus incapacidades administrativas, amparado por supuesto de los medios de difusión vendida Salir aprisa de la casa con la lonchera y el maletín en mano. Tomar el Metropolitano mirando el reloj y llegar al plantel saludando al portero y algunos padres de familia que te miran de reojo observando tu firma a la hora de ingreso. Presentar tu diario de clases y carpeta pedagógica para que no te pongan memorando. Saludar a los alumnos gritar un poco para que los alumnos relajados crean que estas mal humorado y te presten atención siquiera un rato. Sonreír con aquellos alumnos que te presentan las actividades a tiempo. Regañar a los que no lo hicieron y te piden una oportunidad. Conversar con los alumnos que han cambiado su manera de ser por algún problema familiar. Jugar con los alumnos y alumnas durante el tiempo de reposo. Preguntar porque no vino uno y llegó tarde otro. Cuando es el cumpleaños de Pedrito y Manolito. Llamar al padre de familia para resolver y mejorar la conducta de su hijo. Hablar siempre sobre las noticias del día. Resolver los problemas no resueltos. Investigar y conocer que una alumna tiene un padre en la cárcel, otra un padre gay, un alumno es huérfano y vive con sus abuelitos, otro su padre es drogadicto, otra su mamá está internada en el nosocomio, los padres se separan, pelean, toman, violan, roban, insultan. El maestro es un ser importante para la vida del alumno y del ser humano que siempre se alegra cuando unos de sus pupilos triunfa en la vida y el éxito le sonríe. Nuestra labor es muy amplia y silenciosa sin embargo todos los gobiernos de turno nos echan la culpa de sus fracasos. Solo nosotros sabemos la verdad tratando de cambiar el sistema y ya somos pocos. Los maestros nos enjuagamos el rostro con la sonrisa del pupilo. Somos padres, amigos, hermanos, consejeros del destino de nuestros alumnos. Somos Maestros
De: José Luis Salazar Iriarte